“E buona a frutinha pa refrescar ao calor”, me comentaba un abuelo en la estación de autobuses de Itaiaia. Habíamos estado varios días de caminatas bajo el fragor del Parque Nacional de Bocaina, en la Mata Atlántica, la última selva costera del Atlántico brasileño. Ahora nos esperaba Río, la “Ciudad Maravillosa” como dicen los cariocas.
Ameca Ameca es un pueblo situado en las faldas de volcán Popocatépetl. Como tantas otras ciudades y lugares interesantes no aparece en ninguna guía de turismo. Habíamos llegado allí en busca del “Paso de Cortés”, lugar por donde accederíamos días más tarde a las inmediaciones del también volcán Iztaccíhuatl, al que queríamos ascender.
Tengo una pequeña colección de imágenes de lo que yo llamo "fantasías publicitarias". Estas fantasías son reclamos y anuncios publicitarios que la imaginación de las personas ha recreado para llamar la atención sobre sus negocios. La simpatía y el arte popular cubren con creces la falta de medios y en algunos casos son verdaderas obras maestras publicitarias.
Hace un rato que hemos dejado atrás la carretera principal de Georgia, la que une el Mar Negro con Tiflis. Ahora, circulamos por carreterillas mínimas y Georgia se nos muestra como es.
Desde la ventanilla del pequeño avión de Ethiopian Airlines el paisaje que rodea Lalibela parece un papel marrón arrugado en mil pliegues caprichosos. Poco después de aterrizar nos encontrábamos dando botes en una furgoneta camino de uno de los grandes hitos de la historia de la Humanidad.