David, el limpiabotas de Santa Marta

David, el limpiabotas de Santa Marta

Santa Marta, casi a orillas del Caribe colombiano está impregnada de fragancias y olores dulzones, de puro trópico. 

Su viejo centro histórico hace honor a la que fue la primera ciudad de nueva planta construida por los españoles en Sudamérica. Pasear por sus calles es una delicia, como lo es conocer a sus vecinos, una variada fauna de gente tranquila, de hablar dulce y melodioso que parece que cantan cuando conversan. Aquella mañana saboreaba un "tinto", un excelente café de Colombia, en una céntrica plaza, cuando se me acercó un limpiabotas: "Señor, me llamo David y permítame decirle que sus zapatos han perdido su color. La piel de esos zapatos lleva un tratamiento especial y adecuado para su correcta conservación. Déjeme mostrarle, señor, cómo es la crema que utilizo, ni siquiera le voy a cobrar".

"Bueno", le dije. No te preocupes David, estos zapatos tienen ya unos años y creo que al final del largo viaje se quedarán en Colombia. "¡Ah! Cuñao, dígame donde los va a botar porque esos zapatos son excelentes. No sea agarrao, échele aunque sea un poquito de agua, mera agüita, señor, esos zapatos tienen mucha sed".

Terminé invitando a David a un café, deleitándome con su excelente manejo y dominio del castellano y con sus historias mínimas. David, el limpiabotas, vecino de Gabriel García Márquez, como todos los colombianos y colombianas hablaba bonito.

Santa Marta, Colombia. Noviembre 2010

Jerez, Septiembre 2017.

Texto, fotos y dibujos del Cuaderno de Viaje

© Faustino Rodríguez Quintanilla, textos y fotos.

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