EL CEMENTERIO FELIZ DE SAPANTA

EL CEMENTERIO FELIZ DE SAPANTA

Sapanta es una pequeña aldea de Maramures, una escondida comarca del norte de Rumanía. Aquí, entre suaves montañas y brumosos bosques, junto a Hungría y haciendo frontera con la región más remota de Ucrania, Europa ha parado el tiempo. Viajar a Maramures es viajar a otra época. Un lugar de colinas con pueblecitos rebosantes de historia y costumbres ancestrales. Casas de madera tallada, iglesias medievales, vida detenida en pueblos y ciudades, naturaleza desbordante y hasta un pequeño tren de vapor que se adentra en las montañas… 

Sapanta podría ser un pueblo más pero quizás el aislamiento y el aburrimiento hicieron que Stan Ioan Patras, un escultor local, creara la primera “lápida alegre” en 1935. Convirtiendo el campo santo de Sapanta en el llamado “cementerio feliz”. La ironía y el humor negro están presente en sus lápidas, en las que se resume a modo de leyenda la vida y la muerte del habitante de la tumba. A esta “alegría y felicidad” colaboran los vivos colores de las cruces y de los epitafios. “Tu que vienes de visita a mi lugar de descanso, de vino deja una botellita” o “otra cosa amaba mucho más, sentarme en una mesa del bar, cerca de la mujer de otro”. Stan Ioan buscaba con estos epitafios convertir el drama en esperanza, sobrepasando la muerte con el humor.

Un buen ejemplo para nuestra “moderna” sociedad, el cementerio de Sapanta, perdido entre colinas y anclado en otra época. Una “moderna” sociedad, la nuestra, que intenta inútilmente esconder la muerte en Tanatorios ruidosos y sin alma.

Sapanta, Maramures. Septiembre 2011.

Texto y fotos © Faustino Rodríguez Quintanilla