Georgia - Viaje al ayer

Georgia - Viaje al ayer

Hace un rato que hemos dejado atrás la carretera principal de Georgia, la que une el Mar Negro con Tiflis. Ahora, circulamos por carreterillas mínimas y Georgia se nos muestra como es.

Un dulce paisaje rural que en esta zona del bajo Cáucaso está compuesto por un denso arbolado, campos de frutales, nogales, manzanos, huertos, casas de madera que conocieron tiempos mejores. La gente, sentada al fresco de la mañana, nos mira extrañada. Por aquí no pasa nadie que no sea de la zona. A veces circulamos junto a viejas fábricas abandonadas y destartalados edificios de lo que fue la URSS. Edificios sobrios, fantasmales presencias del llamado realismo comunista ahora dulcificados por el paso del tiempo y el abandono.

En una pequeña aldea nos detenemos un rato. Intento hacer algunas fotos y al poco una señora que nos observa sale de su casa. Nos saluda efusivamente. Ella vive junto a un viejo caserón que aún ostenta los símbolos del Partido Comunista de la Unión Soviética. Apenas podemos cruzar con ella algunas palabras y gestos que nos indican que quiere invitarnos a algo. Lo que sea, entendemos que nos dice, un refresco, un té, agua… Su amabilidad es exquisita. Apurando un poco de Coca-Cola observo la cara de felicidad de la señora sentada en su humilde casa. Me fijo por última vez en el viejo caserón abandonado y comido por la humedad y la vegetación. Cayó la URSS cuando todo parecía inmóvil, señal inequívoca de que casi nada permanece. Los comunistas se fueron abandonando sus ideas en el viejo edificio. Nuestra amiga sigue en su casa, su vieja y humilde casa, ahora como antes.

© Faustino Rodríguez Quintanilla, texto y fotos.
Algún lugar en la ruta hacia el Cáucaso (Georgia), septiembre de 2015.
Jerez, julio de 2016.

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