La caída de la tarde, cuando los Nevados reciben los últimos rayos de sol o cuando la niebla visita el campamento, llega con una importante bajada de las temperaturas.
Entonces, me gustaba refugiarme un rato en la tienda cocina, al calor y al olor de los fogones a la vez que aprendía algunas recetas de la cocina peruana. Allí estaba siempre el fiel Juanito, nuestro cocinero, y su fiel ayudante, Eulalio. En los escasos metros de la cocina Juanito siempre hizo grandes esfuerzos y yo diría que incluso magia para deleitarnos con excelentes platos. Días más tarde, después de muchas jornadas de travesía andina, quiso agasajarnos en su casa, su sencillo hogar en un pueblo perdido de los Andes. Juanito no sólo era un mago de la cocina, sino que siempre, y lo más importante llevaba consigo el don de la amabilidad y una sonrisa colgada en su cara. Gracias Juanito.
Andes del Perú. Septiembre 2019
Jerez, Diciembre 2019.
Texto y fotos © Faustino Rodríguez Quintanilla
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