La isla de Cerdeña está situada en el centro del Mediterráneo occidental y emerge como uno de los principales testimonios de que este mar ha sido cuna de las más importantes culturas de la antigüedad.
La isla pasa por albergar algunos de los paisajes más hermosos y bien preservados de toda Europa. Embriaga por la belleza de sus colores mediterráneos, por la benevolencia de su clima; la primavera se nos muestra en todo su esplendor, siendo una de las mejores épocas para descubrir esta isla, eminentemente montañosa. En este artículo os presentamos los grandes hitos de porqué esta isla es una de nuestras favoritas.
CAGLIARI
Cagliari, capital de la isla, fue fundada por los fenicios, pero el legado histórico que más ha perdurado es el de los aragoneses.
Su emplazamiento ha hecho siempre de Cagliari un puerto importante. Karalis (ciudad de piedra) pronto se convirtió en uno de los principales centros comerciales del Mediterráneo.
En ella podemos disfrutar de las estrechas calles y callejones de viejo barrio de Marina o el Barrio de Castello entre otros. Ubicado en lo alto de una colina y protegido por las murallas de la ciudad, estaba compuesto por palacios y mansiones aristocráticas. El centro del barrio lo ocupa la Piazza Palazzo con el Palacio Arzobispal y la catedral. La antigua ciudadela está rodeada por imponentes torres vigía que dominan las puertas de entrada. Interesantes edificios y monumentos se concentran en este histórico barrio: el Bastione de San Remy, la Porta dei Leoni, la Torre dell”Elefante, la Porta dei Leoni, la Via Lamarmora, ya Via Mercantorum.
RESTOS HISTÓRICOS
Aislada durante muchos siglos, la isla ha conservado un gran carácter y una cultura propios que la hacen diferente a otras islas del mundo mediterráneo.
Tharros, ciudad fundada por los fenicios a finales del siglo VIII a.C. Con el mar a ambos lados, es uno de los yacimientos antiguos más curiosos del Mediterráneo. Sólo una tercera parte del asentamiento natural se ha excavado. La mayor parte de estas ruinas datan de la época púnico-romana, pero también hay evidencias de que hubo una civilización anterior: el asentamiento nuraghe de Muru Mannu (el Gran Muro).
MEZCLA DE INFLUENCIAS
Una historia donde las primeras culturas sardas se remontan al V milenio a.C. quedando testimonios en las llamadas Domus de Janas. Después vinieron otras gentes y fundaron la enigmática civilización nurágica. Algunos siglos después, llegaron fenicios, cartagineses, romanos y bizantinos; hasta la Corona española estuvo presente en la isla durante varios siglos.
Esta mezcla de cultura podemos verla reflejada en Oristano en lugares tan interesantes como La Catedral data de 1228, la Torre di Mariano o Porta Manna. Situada en el extremo norte de las antiguas murallas de la ciudad, el Palazzo Siviera. Piazza Eleonora de Arborea. Alberga nobles edificios como el Palazzo Corrias y el Ayuntamiento. San Francesco, Santa Chiara, el Antiquarium Arborense, museo arqueológico que posee hallazgos de Tharros e interesantes retablos catalanes.
PARQUES NATURALES
Las cadenas de montañas del interior - el Gennargentu y Punta Lamarmora, la más alta de la isla, el Supramonte en la parte centroriental - han configurado el paisaje dotándolo de un carácter bravío y salvaje.
Parque Nacional del Gennargentu hasta las salvajes calas del Golfo de Orosei, con montañas que caen en picado al mar desde más de mil metros de altura, bosques, gargantas, cuevas escondidas en lo que denominan el Selvaggio Blu.
Lugares como el “Sendero Falesia de Sinis”, se trata de un precioso sendero que discurre paralelo a la playa entre zonas de rocas y entre zonas de enormes playas abiertas a la inmensidad del mar.
PLAYAS Y CALAS
La imagen más conocida de Cerdeña nos llega a través de hermosísimas playas de arena blanca y un mar increíblemente azul, una costa afortunadamente muy natural y poco alterada.
La espectacular costa, con acantilados que caen vertiginosos hacia el profundo azul del mar con calas perdidas a donde sólo se puede llegar caminando, calas de sugestivos nombres como Cala Luna, Cala Goloritzè, Cala Sisine, …, senderos a través de bosques de la más pura esencia mediterránea, encinares, robledales, antiquísimos bosquetes de enebros y sabinas, algunos de troncos retorcidos formando mil filigranas, algarrobos centenarios, olorosas higueras. En fin, todo un deleite para nuestros sentidos que iremos descubriendo sobre nuestros pasos.
SUS GENTES
Las casas pintadas de Orgosolo nos mostrarán la imagen de la Cerdeña más profunda a la vez que iremos conociendo a gentes amables, ancladas en sus tradiciones y celosos guardianes de sus costumbres, que intentarán enseñarnos algunas palabras del sardo.
Su rica gastronomía: el pane frattau, los culurgiones, el porceddu (cochinillo asado), la bottarga (huevas secas de mújol), los quesos de montaña, los excelentes vinos como el Cannonau, la Vernaccia, el Carignano serán otras excelencias de una isla con un carácter fuerte y bien reconocible.