Una serie de Parques Nacionales y Estatales preservan algunos de los bosques más majestuosos del Planeta. Los has visto en fotos, te los has imaginado… pero hasta que no estás debajo no sientes el escalofrío y la grandeza que te producen estar junto a las criaturas más longevas y gigantes de la Tierra. Alguno de estos gigantes alcanzan los 1.800 años de antigüedad. Sí, lo he escrito bien.
En 1800, cuando comenzó la expansión de los colonos hacia el oeste, se encontraron los bosques de secuoyas gigantes. Las grandes secuoyas ofrecían un suministro de madera que parecía inagotable. Sin embargo, en cien años, los grandes bosques se redujeron a una mínima parte. En 1900, el bosque primario y su futuro parecían inciertos. Gracias a la Liga Salvemos las Secuoyas Gigantes, los bosques comenzaron a recibir la protección de la Nación y del Estado de California creándose Parques como Jedediah Smith, Del Norte County, Prairie Creek y otros hasta que en 1968 el Congreso creo Reedwoods National Park.
Nosotros veníamos de la tierras altas de Oregón, a través de un paisaje dulce y boscoso y en nuestra bajada al mar visitamos algunos de los parques y bosques más impresionantes, un recorrido alucinante a través de carreteras perdidas y caminos solitarios por los que fuimos enlazando con las grandes zonas de secuoyas. A través de estos bosques llegamos a “The Lost Coast”, la “costa perdida”, en donde las ballenas y las focas juegan con los grandes troncos arrastrados hacia el mar. En un pequeño folleto pudimos leer la cita de una niña: “Reagan dice: has visto una (secuoya) y las has visto todas…, y yo digo, has visto una y dices Amén!! y vez otra y dices Amén!!”.
© Faustino Rodríguez Quintanilla, texto y fotos.
Con Giulia Quintanilla.
Norte de California, mayo 2016.
Jerez, junio 2016.
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