Estábamos exhaustos cuando llegamos a la hacienda “La Primavera”. Desde que hace varios días saliéramos de Salento, la idílica población rodeada de cafetales en las faldas andinas del Quindío, no había parado de llover.
Estábamos exhaustos cuando llegamos a la hacienda “La Primavera”. Desde que hace varios días saliéramos de Salento, la idílica población rodeada de cafetales en las faldas andinas del Quindío, no había parado de llover.